lunes, enero 22

UN MAGNOLIO

Por estos días, recordé que cuando era niño nos tocaba recorrer un camino que quedaba bien adentro en la montaña, y en éste había un árbol que de día pasaba desapercibido, pero de noche y en medio de las sombras adquiría un aspecto espectral y terrorífico, era un árbol de magnolio, solo que su dueño lo repodaba mal.



Este arbolito tiene un elemental muy fuerte (elemental es la energía vital o quit de los seres vivos), es un árbol cuya especie data del eoceno, es un fósil viviente, sus flores son primitivas, gigantes y blancas, es selectivo con las plantas que crecen a su alrededor y cuando ventea fuerte, emana un olor particular y agradable.



Por otro lado, mi finquita está en una pendiente y para protegerla de la erosión, en la base del talud, hay sembrados unos pinos quinquenales que son provechosos por sus raíces. El sobrinito de mi vecino que andaba de vacaciones aquí en el campo, me preguntó acertadamente, el porqué tengo sembrado árboles que no son nativos de la región, como los pinos, los cuales con sus hojas aciculares llenas de quina acidifican el suelo… (Debo reconocer que me sorprendió este niño, a su corta edad tenía un sentido ecológico que muchos adultos han olvidado)… Reconocí su queja, le explique que están ahí por herencia y le expuse la función que cumplían.

El tema para mi fue recurrente, no solo porque que me permitió recuperar un bonito recuerdo (y para mi ello es muy importante), sino que me convidaba, a reflexionar sobre el papel que cumple el paisaje rural de las carreteras y el hombre campesino que las recorre a diario.

Averigüe en Corpoica, sobre la vegetación nativa y tengo negociados unos árboles oriundos de esta región y que ya poco se ven, entre ellos: fiques, pencas, matataratón, chirimoya y por supuesto un par de magnolios.



Espero que en veinte años cuando tengan un tamaño conveniente, los pueda podar (y bien) para que otros niños hagan también con ellos imaginarios, los recuerden en su adultez, y sientan como siento yo, la alegría de crecer y aprender, de ellos y con ellos…, y por qué no, que sirvan también para evocar en un futuro, muchas palabras.

 

posted by rafico @ 11:47 a. m. Comentarios: 11


Volver - Carlos Gardel